30 mar 2011

Sushi radiactivo


Ayer cené en un restaurante japonés. Con lo supersticiosa que soy para otras cosas, me sorprendí a mí misma aceptando tan temeraria invitación, pero la carne -en este caso, el pescado- es débil y cada uno es esclavo de sus adicciones. Tendré que desengancharme.

Hacía más de una semana que no sentía en mi boca el placer de un bocado de atún rojo crudo. Frío, terso y muy dócil al mismo tiempo. Atún del bueno, del que se deshace nada más entrar en contacto con el paladar...Y como más de una semana sin satisfacer el gusto me parece un mundo, acepté la invitación.

Guiada sólo por la satisfacción, no caí en la cuenta de que el pescado crudo ha pasado ya a ser un producto altamente peligroso para la salud. Para desgracia y desconsuelo de gente como yo, que no concibe la vida sin sushi, sashimi y demás delicatessen japonesas. Intentaré desengancharme. Aunque va a ser una tarea muy complicada, por no decir imposible.

Según llegué a mi restaurante japonés preferido en Hong Kong (evitaré dar nombres para no hacer publicidad gratuitamente), me di cuenta de que había menos gente de lo habitual. La razón por la cual este japonés me gusta tanto es porque la relación calidad-precio entra dentro de los límites razonables, algo que en Japón, nunca baja de 100 euros por ración de sashimi (pescado y marisco crudos, sin arroz). Los límites razonables en Japón nunca son razonables. Todo es caro.

De hecho, la semana pasada cené sushi y sashimi en Tokio. Y efectivamente, nada dentro de lo razonable. Conmocionada por el sablazo estilo samurai que me asestó el amable camarero al traerme la cuenta, no puede evitar preguntarle:

-“Mire caballero, vivo en Hong Kong y consumo comida japonesa muy habitualmente, pero nunca, es decir, nunca me parece tan extremadamente cara como en Japón, ¿esto a qué se debe?”.

-”Mire señorita, se debe a que hay muchos tipos de pescado y según del mar del que procedan tienen un tipo de calidad, sabor y textura diferentes. Y en esas diferencias va el precio. El atún que usted ha cenado procede de la parte norte de Japón y es el más caro que hay”.

Perfecto..., y yo echando de menos el atún de mi restaurante. No está hecha la miel para la boca del asno, pensé para mis adentros.

De todos modos y pese a formas, estilos y colores sigo sin comprender la desmesura de los precios japoneses. Como cuando las pasadas Navidades me dio por hacer algo especial de postre y compré un melón japonés, que a lo sumo pesaba medio kilo y por el que pagué 30 euros. Reconozco que me dio pena abrirlo porque a la vista y al tacto era absolutamente perfecto. Redondito, rugoso de piel y de una suavidad digna de un bebé. Pero también en los melones, lo importante está en el interior y, francamente, el interior de aquel melón se parecía bastante a otros que he probado y que no llegaban ni a la mitad de precio. Pero quizá de nuevo, la miel....

El restaurante al que fui ayer siempre ha presumido de tener sólo pescado de Japón. Porque hasta ahora el Made in Japan vendía mucho porque es/era sinónimo de calidad suprema. Pero a día de hoy, con los niveles de yodo radiactivo en el mar de Fukushima superando en más de 3.000 veces lo permitido, es un gran inconveniente. El trágico terremoto del pasado día 11 abrió la tierra en canal. El tsunami se tragó a sus hijos y ahora amenza con teñir los mares de un tinte invisible que se llama radiactividad. ¿Qué hago, sigo comiendo pescado crudo a pesar de los pesares de Fukushima? Tengo un dilema porque mi adicción es fuerte y sincera, como todas las adicciones.


Reconozco que anoche me acosté con gran dolor de estómago. Pensé que ya estaba radiactiva pero rápidamente me di cuenta de que quizá sólo fuera un efecto psicosomático. Intenté racionalizar la situación pero acto seguido me llegó a la Blackberry un email del gobierno de Hong Kong avisando de que habían detectado “mínimas” dosis de yodo radiactivo en el aire de la ciudad. Aquello era, sin duda, una señal. Me entró el pánico, justo antes de dormir. Esta noche no he soñado con peces de tres ojos y almejas con aletas de tiburón a un costado. Eso son sólo cosas de la ficción, que invariablemente, es siempre superada por la realidad.


*Para los que quieran saber más de la vida en Hong Kong. A partir del minuto 45, desde mi punto de vista. Grande, muy grande el trabajo de María y Belén, presentadora y cámra de Televisión Castilla y León. Gracias, compañeros.




7 comentarios:

  1. Hola Ana.Me encanta ver programas de viajes.El lunes por la noche puse cyl7 para ver el programa Castilla y Leon en el mundo,dado que soy castellano,y cual seria mi sorpresa que saliste tu.Dije, que chica mas maja, simpatica y agradable. Vamos, que me estaba enamorando de ti, cuando de repente me entero que estas con tu chico(que suerte tienen algunos, pense). En fin, que me sigues cayendo bien, que me alegro que esteis muy contentos y que continueis disfrutando de ese pais o region o lo que sea Hong Kong.Te seguire leyendo. Saludos

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  2. Hola, tranquila, no te habrá pasado nada, porque no creo que ese pescado sea de justo al lado de la central, y en el océano la radioactividad se dispersa muy rápido.

    Eso sí, si quieres un consejo, yo de ti no volvía a probar pescado del mar de Japón. Ni leche, ni hortalizas de esa zona. Más vale prevenir que curar.

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  3. Hola Ana. Anoche te oi en A cielo abierto mas animada y alegre que cuando estabas en Japon.

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  4. Puestos a preocuparnos por el sushi...echa un vistazo a estudios serios sobre la contaminación de muchas especies por mercurio, un tóxico muy presente sobre todo en el salmón. Y esto no tiene nada que ver con Fukushima. ¡Me alegro de tu regreso! Ánimo, suerte y hasta pronto. (Del video no te digo nada, que aún no lo he visto)

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  5. ¡¡¡Me alegro mucho de tu vuelta a Hong Kong!!!

    Pues sí es fuerte tu adicción a las delicatessen japonesas... Tendrás que reprimirte una temporada...

    Al hilo de lo que comenta Enrique sobre el mercurio, si queréis saber más,buscad en internet "Enfermedad de Minamata".

    Y el vídeo... ¡¡es fantástico!! ¿Seguro que sólo tienes una visión romántica del periodismo? ¿Y de los boticarios?¡Madre mía, lo que se ve ahí!

    Por supuesto, cuando vuelvas por tu tierra lo celebramos con sashimi y brindamos con el mejor vino de nuestra tierra, para que te sientas como en casa.

    Un beso muy fuerte de una boticaria pucelana (fácil,¡eh!) ;-P

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  6. Buenas Ana!!

    Te he escrito un comentario antes, pero creo k por algun motivo k desconozco no te ha llegado...

    La verdad es k esta entrada está muy chula, no había caído yo en lo de la comida radiactiva... menuda p***da!! Si a mi me dijeran k el tabaco es radiactivo lo tendría chungo para dejarlo... Pero sin shusi puedo vivir... jejeje.

    Pues nada reina, acabo de ver tu vídeo, me ha hecho gracia verte ahí con el RD, jajaja, entrando en la radio.

    Cuidate mucho!!

    Hablamos!!

    Un beso, AB!!

    Rubén.

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  7. !Hola Ana¡
    Acabo de descubrir tu blog. Te suelo escuchar en la COPE y me encantan tus crónicas. Estoy encantada de que ya estés de vuelta en Hong Kong, escuchaba tus crónicas desde Japón y me imaginaba lo angustiada que debías estar por los terremotos, sus réplicas y la radioactividad de Fukushima. ¡Toda una profesional! Espero que tengas una temporadita más tranquila después de Corea, Bahrein y Japón. He visto el video y me ha gustado mucho tu visión de la ciudad.
    ¡Enhorabuena por tu trabajo! Prometo poner tu blog en "Favoritos"
    Un beso desde Madrid
    Mari Cruz

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