Abajo el turismo

No puedo evitar referirme a las buenas noticias que llegan desde España. Aunque no tenga nada que ver con el contenido de este blog, apolítico desde su nacimiento, el inminente cambio de Gobierno es lluvia bendita para los que vemos los toros desde la barrera de la lejanía geográfica. Una bendición, por puro sentido común y un mínimo de pudor nacional.

Sin saber qué comer

La primera vez que pisé China pensé que por fin iba a quedarme como un figurín de esos que lucen palmito por las pasarelas de todo el mundo. Casi nada de lo que veía en los restaurantes y mercados chinos tenía forma ni color reconocible para mi asustada retina. Por no hablar de los olores. El escaso acceso a productos occidentales se perfiló como la oportunidad ideal para deshacerme de esos kilitos de más.

Mi EGM particular

Ahora que andan los medios pendientes de la cuenta de la vieja que es el EGM, he decidido hacer lo propio con mi Made in China. Con la salvedad de que yo me he ahorrado el proceso de pasar los datos por la sección de chapa y pintura, como hacen todos los directivos de los medios españoles para arrimar el ascua de la audiencia a su sardina mediática. El cocinado de los datos es tan elocuente que a veces roza lo obsceno. Al fin y al cabo, ellos se lo guisan y ellos se lo comen.

Cantar o dar el cante

Puede que no fuese la mejor opción después de una semana de afonía crónica, pero el sábado acabé dejándome mis maltrechas cuerdas vocales en un karaoke de dudosa reputación. Al menos sólo mis acompañantes sufrieron mis -frecuentes- desentonos.

De tapas por las calles de Hong Kong

¿Quién dijo que los chinos siempre comen arroz? Además de los numerosos y variados restaurantes de lujo, existe en Hong Kong una amplia oferta de comida callejera lista para consumir al instante. Es la típica comida rápida china, el fast food oriental, a base de fritos y rebozados de las partes menos nobles de cualquier animal. En una ciudad donde el ritmo diario lo marca el minutero, también hay opciones para quienes, lejos de las hamburguesas, prefieren un snack divertido por apenas unos dólares hongkoneses.

A vueltas con el pepino (de mar)

Con lo paranóicos que últimamente se han vuelto los europeos con los pepinos españoles y, por extensión, con todos los pepinos del mundo, el pánico social ha cundido allende los mares. No es que sea yo muy dada a sucumbir a la histeria colectiva (sigo comiendo sushi a pesar de los pesares japoneses), pero dado que el tema esta de moda, estos días me ha dado por pensar que ahora es el momento ideal para curarme en salud y probar otro tipo de penino, el pepino de mar.

Sushi radiactivo

Ayer cené en un restaurante japonés. Con lo supersticiosa que soy para otras cosas, me sorprendí a mí misma aceptando tan temeraria invitación, pero la carne -en este caso, el pescado- es débil y cada uno es esclavo de sus adicciones. Tendré que desengancharme.

San Valentín chino

Hoy es el gran día del amor. Por lo menos en términos comerciales. O si no, que se lo pregunten a los de las floresterías. Aquí, tan romántica celebración es un producto importado de occidente, aunque los chinos lo celebran como si Cupido fuese un viejo conocido de toda la vida. O quizá es que son más románticos de lo que parecen, porque en el calendario chino ya existe un Día de los Enamorados propiamente dicho, aunque cae en agosto.

Un mes = 7.078

Hoy hace exactamente un mes que empecé a escribir este blog. Empecé a regañadientes porque escribir en primera persona me parece de lo más pretencioso y, como las clases de yoga sirven ya para despresurizarme, no necesito vía de escape para drenar mis frustraciones.

Prometo ser buena...

...y seguir flagelándome con la redes sociales en internet. Todo sea por estar a la moda. Porque, ciertamente, no es de recibo que una periodista internacional de menos de 40 no esté conectada constantemente.Y para no parecer una cascarrabias que, invariablemente, va en contra de las nuevas tecnologías, ayer me abrí una cuenta en Twitter.

Feliz Año Nuevo (chino)

Hoy me he levantado con energía renovada. No sé si será la extenuante sesión de spinnig de anoche o el empuje del conejo. Del año del conejo que hoy empieza, me refiero. La cuestión es que, después de tres años viviendo aquí, hoy ha sido la primera vez que siento que es un día festivo. El más grande, el más importante, el más rojo en el calendario chino. Y poco a poco, destacado también para mí.

Conejo, conejo, conejo

*Recomendación: Para todos los que hayáis llegado hasta aquí pensando que esto va sobre algún tema erótico festivo, podéis dejar de leer porque la cosa no tiene nada que ver. De todas formas, gracias por clickar porque cuenta como visita.

Para los que hayáis entrado pensando en cualquier otra cosa, ¿podéis, por favor, explicarme qué se os pasa por la cabeza para pensar que tras semejante titular puede haber algo interesante? A no ser que os dediquéis a la cría y cuidado de estos deliciosos animales, a mí jamás se me ocurriría pinchar en semejante post.

¡Más espacio, por favor!

La profesora de yoga se ha empeñado esta mañana en que encontremos más espacio dentro de nosotros mismos. Es normal, aquí todos están obsesionados con el tema del espacio. Entre otras cosas, porque casi todos vivimos en mini pisos aunque paguemos lo mismo que si fuéramos vecinos de Madonna. Aún así, creo que esta vez la profesora se refiere a otro tipo de espacio.

A ver quién la tiene más grande

Las acaloradas conversaciones que de vez en cuando mantengo con mi amigo Julián (no es su verdadero nombre, ¡faltaría más!) son de lo menos constructivas. El sigue en sus trece y yo en las mías.

Prohibido reírse

Por todos es sabido que toses, estornudos y demás secrecciones del aparato respiratorio pueden ser contagiosas. Si esto es cierto, como ya ha sido demostrado científicamente, ¿por qué la risa no puede ser otro elemento portador de infecciones?

A modo de saludo

Con la cantidad de basura que ya existe en la blogosfera, reconozco que cuando me propusieron entrar a formar parte de este gran contenedor, no me pareció una buena idea. Sin embargo, tras algunos días de profunda y exhaustiva meditación, pensé que podría resultar útil -e incluso divertido- exponer mi punto de vista sobre lo que actualmente se está cociendo en el centro del mundo, es decir China. Y aprovechando que el río pasa por mi ciudad natal y que yo vivo en dicho epicentro desde hace tres años, comienzo con estas precisas líneas una aventura sin retorno.