De tapas por las calles de Hong Kong

¿Quién dijo que los chinos siempre comen arroz? Además de los numerosos y variados restaurantes de lujo, existe en Hong Kong una amplia oferta de comida callejera lista para consumir al instante. Es la típica comida rápida china, el fast food oriental, a base de fritos y rebozados de las partes menos nobles de cualquier animal. En una ciudad donde el ritmo diario lo marca el minutero, también hay opciones para quienes, lejos de las hamburguesas, prefieren un snack divertido por apenas unos dólares hongkoneses.


A los chinos les encanta comer. Creo que, después de hacer negocios, es lo que más les gusta. Y por eso han desarrollado una suculenta variedad de productos y platos típicos que van desde la más sofisticada receta milenaria hasta la más simple de las fritangas.

En un día cualquiera, los chinos trabajan a un ritmo tan desenfrenado que apenas tienen tiempo para cocinar. Tampoco les da tiempo a ir a casa porque la hora de la comida es estrictamente una hora. Por eso, todo tiene que ser rápido, instántaneo, al momento. Nada de mesa y mantel, postre y café.

Los puestos callejeros suelen ser tenderetes un tanto mugrientos que jamás pasarían un control de los de Sanidad. Los chinos hacen bueno eso de que ‘Lo que no mata, engorda’. Me confieso adicta a algunos manjares de este tipo de comida basura porque, como todo lo malo, al final engancha. Que no te apetece cocinar y vas de camino a casa…nada mejor que unos shao mai (pequeñas porciones de conglomerado de pescado procesado) o unas bolas de pescado (fish balls) en salsa de curri o unas brochetas de pulpitos marinadas y rociadas con un buen chorro de salsa de soja. La oferta es amplia y para todos los paladares. Yo no puedo con la casquería. Riñones, hígados, patas de pollo, estómago de buey y las criadillas se me resisten…por mucha salsa de soja que le ponga…Hay un puesto en Mong kok (una de las zonas más tradicionales de la ciudad) que hace esquina y que vende todo este tipo de chucherías, pero que desprende un olor tan extremadamente desagradable que cada vez que paso por allí, tengo que cambiarme de acera para no vomitar.

 
También hay cosas dulces como tortitas o una especie de gofres improvisados que acompañan con sirope y que gozan de gran popularidad entre los más pequeños.

Entre las bebidas, ellos siempre prefieren las que no tienen burbujas. Y sin alcohol, preferiblemente. El té es el rey. También te lo ponen para llevar. Lo hay de muchas variedades y en no pocas ocasiones lo mezclan con hierbas medicinales o incluso con leche condensada. Este último es marca de la casa en Hong Kong.

Ya sea frito, al vapor o crudo. Soso, salado o dulce. De lo que se trata es de comer. Lo que sea, a la hora que sea, pero comer.

 
El jueves diluviaba en Hong Kong. Es la epoca del monzón y es lo que toca. Aún asi, agarre el paraguas y me fui a comer unas tapas chinas. Y esto es lo que probé. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. No necesariamente comparto esta opinión, pero coincido en que nos ayuda a ahorrar ríos de tinta.