12 jul 2013

Kunfu Panda


Son las ocho en punto de la mañana en el metro de Pekín. Tras el apacible paseo de siete minutos que me separa de la estación más cercana, enfilo escaleras abajo y entro automáticamente en modo combate.

 Cierto es que ya han pasado dos semanas desde mi primera incursión en el metro pekinés en plena hora punta. La primera vez, como todas las primeras veces, fue un trauma. Pero también es cierto que, para bien o para mal, a todo se acostumbra uno. Y yo ya me he acostumbrado al metro de esta ciudad de más de 22 millones de personas. 

Pasado el trauma primero llegué a la conclusión de que era preciso idear un sistema para aguantar el trance matutino de la forma menos dolorosa posible. De modo que cada mañana, después de pasar mi bolso por el obligado y absurdo scanner de seguridad que hay a la entrada de todas las estaciones, me enchufo los cascos a todo volumen y me preparo para el cuerpo a cuerpo más salvaje que uno pueda imaginar.

Llegar al vagón es en sí una odisea. Pasillos literamente inundados de gente te obligan a andar a paso lento. Apenas queda espacio físico para maniobrar. No sin esfuerzo llegas al andén, abarrotado de personal somnoliento. Allí, varios amaestrados trabajadores vociferan, micrófono en mano, que nos posicionemos en una u otra fila. Con un poco de suerte, cogeremos el segundo o tercer tren que pase. En ningun caso el siguiente. Según cifras oficiales, más de 10 millones de personas utilizan a diario el metro de Pekín.

Metro en hora punta. Fotos: Ana Perez

El primer día estaba tan abrumada por la marabunta de gente que me rodeaba que, cuando llegó mi turno para entrar en el vagón –que ya venía hasta arriba- me quedé paralizada. Caso resuelto. Sin compasión alguna, una trabajadora del metro me puso las dos manos en la espalda y me pegó tal empujón que casi me descoyunta el cuello. Metida en el vagón con calzador,  ahí si que ya no hay riesgo de caer. Es comprensible. Por los dos yuanes (apenas 20 céntimos de euro) que cuesta el billete, sea cual sea el destino último, resulta lógico que la gente utilice a diario y de forma masiva este medio de trasporte público. Al fin y al cabo, esto es lo que yo entiendo por un servicio público y  no la milonga europea, donde después de pagar un pastón en impuestos, además te cobran tres euros y medio por un viaje en metro.

Sin la música a todo trapo concluyes que no todo el mundo se ducha por las mañanas, que hay quien además no se ducha todos días e incluso que hay quien aprovecha para meter la mano donde no debe. Por eso he decido hacer de la necesidad virtud y hasta que no me apañe una bici o un chófer privado –ambos muy de moda por aquí- me pongo la música a tope y me remango la camisa para un full contact en toda regla. Sin ir mas lejos, esta mañana, que iba con prisa, literalmente me he lanzado en plancha ante la multitud que ya estaba dentro del vagón, segundos antes de que se cerraran las puertas.

Al salir, he aplicado lo que me dijo un chino nada mas llegar a Pekín. “Nunca mires hacia atrás. Siempre en línea recta y la vista al frente”. Dicho y hecho. Enfilo una línea del suelo y de ahí no me muevo, caiga quien tenga que caer. Es casi como un videojuego. Con la música a todo volumen y caminando en línea recta con miles de personas a tu alrededor y en distintas direcciones, te choca todo hijo de vecino. Yo, a pecho acorazado, sigo mi camino en línea recta mientras unos y otros me van rebotando. Las chinas, menuditas por lo general, salen despedidas cual marionetas con la fuerza de la inercia.

Llego a mi destino. Por fin me tomo un café y despierto. Fue acaso lo anterior solo una pesadilla? Mucho me temo que no.

4 comentarios:

  1. Si señora, ¡¡esta es nuestra chica!! Que no decaiga, eso es poner pica en Flandes y lo demás son tonterías.

    ¡Un abrazo fuerte Ana!

    ResponderEliminar
  2. A estas alturas supongo que ya habrás alcanzado la categoría del cinturón negro y cuando vuelvas por España nuestros viajes en Metro te van a saber a gloria.

    Ya sabes, el Metro de Madrid "vuela" y ni te enteras...

    Un beso fuerte

    R

    ResponderEliminar