¿Otro Feliz Año Nuevo Chino?

Menos mal que mis amigos los chinos siempre me recuerdan que la vida está, en esencia, en permanente cambio. Menos mal que mi amigo Calderón (de la Barca) también me recuerda, de vez en cuando, que todo esto es un sueño…. porque de no ser así, simplemente pensaría que me estoy volviendo completamente loca!!! 

Hoy es Año Nuevo Chino!!! El primer día del año de la serpiente. Según el zodiaco chino, la serpiente –signo al que ¿casualmente? pertencía su camarada Mao- es un animal misterioso, intuitivo y de gran inteligencia, lo que augura un 2013  de grandes posibilidades, sobre todo para los nacidos bajo este signo. Será un año en el que ocurran cosas imprevistas (no necesariamente malas, aunque también). Mi amigo Lao, que es un poco pitoniso, dice que este año, más que nunca, habrá que hacer uso de la inteligencia que, en mayor o menor medida, todos tenemos. Dice que hay que analizar bien las cosas antes de tomar decisiones importantes. A mí me parece que esto es algo de cajón, pero bueno, habrá que hacer caso a los astros.

Siguiendo con la serpiente, dicen los chinos que es el mejor signo al que puede pertenecer una mujer porque su inteligencia le permite conseguir todo lo que se proponga, incluso ante las circunstancias más adversas. ¡Una pena no ser serpiente!

Hace exactamente un año por estas fechas estábamos a punto de celebrar la llegada del año del dragón, en teoría, el mejor y más favorable de los signos, según el calendario lunar chino. Pero ya se sabe que la teoría es una cosa y otra bien distinta, la práctica. Porque el dragón en cuestión me cogió por banda y sin contemplaciones me llevó sin preguntar a España, donde me pasé todo 2012.

Y digo que me estoy volviendo medio trastornada porque después de todo un año sin pisar esta perfumada tierra, acabo de regresar para comprobar que todo sigue exactamente igual y en el mismo sitio donde lo dejé -supongo que me pasará lo mismo a la inversa cuando vuelva a España-. Pero entonces es cuando me da por pensar que 2012 sólo ha existido en mi indómita imaginación y que estamos de nuevo celebrando el Año Nuevo Chino con las mismas tradiciones de siempre. La más significativa, quizá, que ni mañana lunes, ni el martes ni el miércoles hay que trabajar!!! Tres días laborables libres en China es un lujo que el país entero saborea como si fueran los tres últimos días de su vida.

Luego está toda la parefernalia de los sobrecitos rojos y el dinero de la suerte, las comilonas familiares y los suculentos postres a base de nabo cocido y cerdo estofado. Pero habiendo dejado las navidades prácticamente a la vuelta de la esquina, se me antoja un tanto cansino explicar ahora la trastienda de toda fiesta tradicional. Ya se sabe, cada cultura tiene sus manías.

Pero volviendo a mi déjà vu permanente de estas dos últimas semanas, veo que los chinos tampoco han cambiado lo más mínimo. Iba la otra mañana caminando por Queen’s Road Central, en pleno centro de Hong Kong cuando, de repente, me tropiezo con una descomunal cola de unas cien personas. Una tras otra, con milimétrica precisión militar, como a ellos les gusta. Como no alcanzaba a comprender qué podían estar esperando allí más de cien chinos a las nueve de la mañana, me acerque a la cabeza de la fila y le pregunté al que, sin duda, había sido el más madrugador qué estaban haciendo allí.

-Hoy regalan una caja de galletas de la suerte si entregas un cupón de regalo que venía ayer en el periódico, me dice el hombre con la mirada puesta ya en su caja de galletas y con esa media sonrisa de niño travieso que entra a escondidas en la despensa para robar chocolate.

No podía dar crédito a  lo que estaba presenciando!!! Una cola de un par de narices para una caja de galletas!!! Desde luego, los periódicos ya sólo sirven para los vales descuento y promociones varias, pensé, no sin dolor, para mis adentros.

A los chinos les encantan las promociones. Creo que el factor tiempo no lo tienen muy en cuenta. De manera que si les descuentas un par de euros son capaces de irse a la otra punta de Hong Kong y pasarse en el metro una hora de ida y otra de vuelta con tal de ahorrarse una pequeña cantidad, por ínfima que sea.

Que es exactamente lo que me ocurrió a la mañana siguiente. Pasaba yo por delante de una de las tiendas de Apple más grandes del mundo, de las que aquí en China hay unas cuantas, cuando otra vez, una marabunta de gente llamó poderosamente mi atención (marabunta=200-300 chinos).

 Lo siento, pero no puedo evitar preguntar lo que desconozco. Deformación profesional, supongo. El hecho es que me fui hasta el guarda de seguridad de Apple y le pregunté qué estaba pasando allí. Con desaforada euforia me dio un folleto y me dijo que era un día de ofertas únicas. Abro el folleto: auriculares no sé qué modelo…. Antes: 23 euros… Super Oferta de Año Nuevo Chino: 18 euros…. Las dos páginas del folleto en exactos términos. En ese momento se me antojó un tanto desproporcionado esperar por lo menos dos horas y media de pie y en fila india para conseguir un descuento de cinco euros y me dio por pensar en el valor del tiempo. ¿Cuánto cuesta el tiempo? En eso estoy…

En cualquier caso, ¡Feliz año de la serpiente!